Sobre mí

Mi nombre es Olaya Sánchez Crespo.

Licenciada en Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid (promoción de 2002) y me especialicé como cirujana Plástica, Estética y Reparadora en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid en 2008 y, desde entonces, trabajo en el Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda como médico adjunto en el servicio de Cirugía Plástica, con una dedicación prácticamente monográfica a la atención, cuidado y reconstrucción de pacientes oncológicos.

"Si eliges hacerte médico tendrás que estudiar toda la vida," me decía mi madre. Y nunca me preocupó asumir el reto, porque lo que más me gusta del mundo es APRENDER.

 

Formada 100% bajo las líneas del "sistema" imperante, durante la mayor parte de mi carrera trabajé en piloto automático, sin hacerme ninguna pregunta acerca de lo que me habían enseñado. Convencida de que mis recomendaciones eran las correctas acorde a la Ciencia y que no había ninguna otra opción seria con la que resolver los problemas que los pacientes me traían. Todo lo que estuviese fuera de las férreas líneas marcadas durante mi formación como médico era inmediatamente desestimado e incluso ridiculizado por mi parte. 

 

Sin embargo, a partir de 2017-18 empezaron a asaltarme dudas. Algo fallaba, algo faltaba. Sentía que lo que "nosotros" ofrecíamos en el hospital era insuficiente. Empecé a percibir que "afuera" de los límites de lo (para mí) conocido tenía que haber gente que supiese de aquéllo que yo sentía que faltaba, pero que no era capaz de describir ni mucho menos de recomendar. 

 

Los años 2017, 2018 y 2019 fueron los años de mi despertar profesional, personal y espiritual. Solicité una excedencia laboral para tratar de poner algo de distancia respecto a mis enfermos y aclarar mis ideas y durante ese tiempo emprendí una búsqueda feroz de información para aliviar mi sed de conocimiento. Descubrí que lo que a mí me habían enseñado no era más que una parte ínfima de la realidad del ser humano y reestablecer el equilibrio que denominamos Salud no tiene tanto que ver con suprimir procesos metabólicos que funcionan mal (por causas aleatorias) sino que tiene mucho más que ver con potenciar todo aquéllo que nos devuelve a nuestro estado natural de funcionamiento correcto, comprendiendo y corrigiendo LAS CAUSAS que habían originado el desequilibrio. 

 

La medicina alopática que se practica en los centros hospitalarios obvia por completo la búsqueda de la causa de las enfermedades, del mismo modo que jamás nos enseñaron lo que es la Salud ni cómo se potencia. Desaprender y reaprender absolutamente todo lo establecido fue (y espero que siga siendo de por vida) mi gran aventura como médico.

 

Sin coherencia total no sé vivir. Necesito que lo que pienso, lo que siento, lo que digo y lo que hago estén perfectamente alineados.

Operar es muy bonito técnicamente, sobre todo en una especialidad tan artística y visual como la mía. Sin embargo posee un enorme lado oscuro, ya que a menudo implica intervenciones tremendamente cruentas y agresivas para resolver problemas que una misma SABE que podrían enfocarse de otra manera e incluso se podrían haber prevenido o minimizado con medidas de salud superbásicas. Ahí el dilema ético se me pone sobre la mesa: por el momento lo compenso aportando a mis pacientes multitud de consejos sobre cómo comprender y afrontar la enfermedad, la recuperación postquirúrgica y el reinicio de una nueva vida una vez pasado todo el tratamiento "oficial."

 

Plenamente consciente de la íntima relación entre la gestión de las emociones y los eventos traumáticos vitales con la aparición de las enfermedades, me formé como Coach Transpersonal en 2019 y en 2020 dibujé los primeros esbozos del proyecto  Utopía Sanitaria con la idea de compartir con mis compañeros todo lo que había entendido y aprendido. Pero por aquel entonces, la enorme mayoría todavía no estaban listos para recibir el mensaje: ni pacientes ni profesionales.

 

Todo lo vivido en 2020, 2021, 2022 y 2023 nos ha hecho madurar a muchos y comprender que sin duda ha representado un punto y final de una etapa en la historia de la humanidad y en la historia de la Medicina y ahora comienza otra nueva para pacientes, para gente sana normal de la calle y para quienes nos dedicamos a cuidar y SANAR a las personas que sufren. 

 

Utopía Sanitaria es mi contribución como agente del cambio.

 

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